Qué gusto ver a Lorenzo correr. Lo hace con tantas ganas que provoca envidia y ganas de seguirlo. Así es la alegría que deja detrás de sí. Qué ganas de ser su amigo, me cuento a mi mismo y sacudo la cabeza con felicidad cuando me acuerdo que soy su padre y con ello su mejor amigo, y para siempre.
Tiene 5 años, casi 6, pero parecen 100 ó 200 ó 10,000, yo qué sé, con tanta sabiduría en su mirada y orgullo en su cuerpo. Tiene las garras depredadoras de quien sabe lo que quiere y no puede evitar perseguirlo.
Lorenzo, capitán indiscutido de nuestra casa, lleva el barco donde quiere y ese lugar nos gusta. Dale Lorenzo, sigue allí, en medio de tus amados hermanos y arriba y abajo de tus fanáticos padres.
Lorenzo, te queremos mucho, Capitán.
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